jueves, 1 de julio de 2010

Estamos a mitad del año.

Ya nos vamos en caída, otra vez, al final del año. De las vacaciones de invierno al precipicio que suele ser agosto hasta diciembre, hay un pasito más.
Se habrá acelerado el tiempo, habrá mucha más información, muchas cuestiones juegan en esta Era que vivimos donde decimos todos muy asombrados: ¡ ya estamos en la mitad del año!
Y claro, cuando se llega a la mitad de algo uno empieza a sacar cuentas: cuentas de lo que hice, de lo que ya no voy a hacer, de que si puedo o no llegar al final del año con mis metas cumplidas o por lo menos, la mayor parte de ellas.
Y vamos de vacaciones de invierno a las verdaderas, ya esperamos felices que llegue el verano porque en verano, será mejor que ahora. ¿ Por qué estamos siempre esperando otra cosa para que se nos dé la felicidad?
Cuando pinte la casa, cuando cambie el auto, cuando cobre, cuando sea primavera, cuando vea el mar, cuando...cuando...es el sistema que nos propone o nosotros que adoptamos la postura de no ser felices sino ¿cuándo? Y cuando llega tal o cual cosa, pasará rápido y tendremos que ser felices en la próxima.
Por supuesto que esto no es filosofía, ni siquiera es un estudio social, ni tampoco una superación de vivencias es, como casi siempre, un poco el divague de cosas cotidianas y no tanto.
Para que se pongan a pensar un poquito, les dejo la voz de un niño...buen comienzo de la segunda mitad del 2010.

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Puerta

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Enrique Medina